Esta viñeta tiene todo lo que un buen cómic Marvel necesita: superhéroes (Spiderman y el Rondador Nocturno), un villano (Punisher, que como ya sabéis terminó evolucionando en uno de los mejores antihéroes de la editorial), y una ubicación icónica de la ciudad de Nueva York: en este caso, el teleférico de Roosevelt Island.
Este inusual medio de transporte (del todo inesperado en el caos metropolitano de Midtown Manhattan) conecta en unos 5 minutos el este del distrito con la Isla Roosevelt, un pequeño islote del East River marcado por un incómodo pasado que sirvió de ubicación a algunos de los manicomios y sanatorios de viruela más deprimentes de la ciudad. A día de hoy es un exclusivo y tranquilo microuniverso urbano cuyos residentes disfrutan de incomparables vistas del skyline de la gran ciudad.
El pintoresco vehículo no sólo ha servido de escenario a situaciones de extremo peligro en los comics del trepamuros, sino también en las adaptaciones al cine de sus aventuras. Concretamente en la primera entrega del Spiderman de Sam Raimi, en la que el Duende Verde pone en serios apuros a Spidey con una clásica y desesperada situación con rehenes en la que el héroe debe elegir: o su amada Mary Jane o la seguridad de los pasajeros del teleférico.
Por supuesto, la batalla final contra el Duende Verde que se desarrolla poco después en la película tiene lugar en un edificio abandonado de la Isla Roosevelt. Este climax contra el demente Norman Osborn también tiene lugar en dicha isla durante el enfrentamiento original que tuvieron en las viñetas. Un comic que, tal y como os cuento en mi
ruta friki por Forest Hills, tuve la suerte de adquirir cuando visité el barrio de Spiderman en Queens.
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